La forma cómo presentas el texto que va fuera y dentro de la tarjeta de invitación podría ser la diferencia entre un invitado que se decide enseguida a ir al 15 años o uno que en el mismo instante que la lee, se hace la idea de que no le interesa participar de tu cumpleaños.
Por eso, es justo prestar atención a qué contenido le agregas a la misma, que dejará una buena o mala impresión sobre tu evento, aún antes de celebrarse.
Por lo general, los formatos vienen como una postal y la clásica que abres para leer el texto. Si es la primera hay que ser breves y limitarse a un saludo corto, los datos del lugar dónde se celebra, la fecha y la hora.
Mientras que en la tarjeta tradicional, tienes a tu disposición la portada con posibilidad de agregar tu nombre y foto, en tanto, que en el interior va la información mencionada antes, aparte de un pequeño poema, pero esto es opcional.
En las invitaciones tipo postal no hay tanta libertad creativa, porque si le agregas todo lo que se te ocurra, se verá sobrecargada y tiende a confundir al lector, al que al final lo que quiere saber es dónde será la fiesta, cómo llegar, la hora y el día exactos.
Algunas quinceañeras le añaden su firma y hasta la fotografía de ellas como fondo, pero este debería ser como una marca de agua para que no entorpezca la lectura y la buena apariencia.
DIEGO PACA dice:
Esta carta está hermosa.